El calcio es uno de los elementos más abundantes en nuestro organismo ya que supone entre un 1,5 – 2% del peso total del cuerpo. Como podrás ver la mayor parte del calcio del organismo se encuentra localizado formando parte de los huesos y de los dientes.
El calcio cumple numerosas e importantes funciones para el organismo de entre ellas hay que destacar su papel fundamental en la formación y mantenimiento de los huesos y los dientes.
Entre las fuentes alimenticias que presentan calcio se encuentran la leche y los derivados lácteos, que constituyen los principales alimentos que aportan calcio al organismo, seguidos de los pescados, las harinas integrales, los frutos secos y las legumbres. Las cantidades de calcio diarias que necesitamos ingerir varían con la edad, siendo máximas durante la infancia y la adolescencia, periodos durante los cuales se produce un intenso desarrollo físico.
Como sabemos, los alimentos tienen un efecto directo sobre los dientes. Sin embargo, no solo tenemos que prestar atención a este efecto al comer los alimentos ya que a nivel general también vamos a encontrar repercusiones. El déficit o escasez de vitaminas (A, D), calcio y fósforo pueden ocasionar alteraciones en el desarrollo dentario, lo cual puede provocar que los dientes no tengan un adecuado desarrollo y se formen unos dientes con una estructura más débil.
Existen creencias populares que suponen que durante el embarazo el calcio, necesario para el crecimiento del nuevo bebé, es extraído de los dientes de la madre. Podemos afirmar que, a pesar que el requerimiento de calcio aumenta durante el embarazo, este calcio no es extraído del tejido dentario. Sin embargo, durante el embarazo si ocurren una serie de cambios en la conducta alimentaria y a nivel bucal. Suele haber un aumento de la frecuencia con la que se ingieren alimentos, se pueden observar la proliferación de algunas bacterias presentes en la boca, cambios en el flujo, la acidez y la composición salivales que pueden ir acompañados de unos hábitos higiénicos insuficientes.
Todos estos factores elevan el riesgo de aparición de caries en la futura madre. Además, los cambios hormonales durante el embarazo hacen que las encías sean más propensas a inflamarse y sangrar. A día de hoy, dichos como “un embarazo, un diente”, no tienen validez científica.
Actualmente, se están desarrollando productos de acción preventiva contra la caries que intentan utilizar el calcio y sus derivados como métodos de prevención a nivel tópico. Su función se basa en liberar calcio a la placa dental y a la superficie del esmalte lo que ayudaría a evitar la acidez en la cavidad bucal tras las comidas y a favorecer la remineralización del esmalte, dificultando así la aparición de lesiones de caries.
Fuente: www.elrincondelaspequenassonrisas.com